Durante el verano de 2013 mi padre estuvo hospitalizado en la UCI del Hospital Universitario de Guadalajara, con respiración asistida, durante 53 duros y angustiosos días, con expectativas de recuperación no muy esperanzadoras. Cuando la vida te golpea así, te das cuenta de lo efímero de nuestra existencia y de lo banal de lo material, donde en ocasiones pensamos que está el epicentro de nuestra felicidad.
Abatida en esa sala de espera donde pasaba mucho tiempo junto a mi familia hice una promesa: «si mi padre sale de esta, en 2014 corro mi primer maratón».
Afortunadamente la vida me brindó el regalo de ver salir a pie a mi padre por la puerta del hospital y de seguir disfrutando intensamente este tiempo caduco que ambos sabemos que nos queda juntos y que a día de hoy valoramos aún más.
Por tanto, llegó el momento de cumplir promesas y con el corazón cargado de ilusiones y las piernas “como acero para hacer barcos”, el 27 de abril de 2014 me calcé las zapatillas con la emoción de cruzar la línea de meta, sintiéndome nerviosa y a la vez afortunada de recorrer los 42,195 Km con el apoyo de mi familia y en compañía de mis grandes amigos.
Con motivo de este evento preparé un blog, un espacio donde compartir y hacer partícipes a todos de este acontecimiento y de todos los preparativos previos. En torno al maratón organicé algunas actividades:
- Tú canción en mi maratón. Todos tenemos una canción que nos hace vibrar; en este apartado solicité canciones para incluirlas en mi lista de reproducción que escuché durante el maratón, así esa persona y su música recorrerían conmigo unos Km.
- Recorrido y acompañamiento ¿en qué km nos vemos? En este espacio se trataba de organizar qué personas iban a estar en cada punto kilométrico, bien animando o bien sudando a mi lado la camiseta, durante el recorrido y en línea de meta.
- Pasta “Party”. La noche previa al gran evento, el sábado, como buenos maratonianos, cenamos un rico plato de pasta para tener buenas reservas de hidratos.
Durante los 4 meses en los que estuve preparando intensamente este reto, imaginé muchas veces cómo sería el día del Maratón… siempre tuve la certeza de que sería un día especial, pero me quedé corta, fue espectacular, legendario.
Crucé la línea de meta exhausta en 4 horas y 28 minutos de la mano de mi sobrino Álvaro, feliz por haber conseguido mi reto personal de intentar entrar en 4´30h, desbordada de emociones al ver tanta gente a la que quiero junta, unida, compartiendo mi objetivo: mi familia (hermanos, cuñadas, sobrinos) esperaban tras la valla y fue muy emotivo verles allí juntos, en especial el beso orgulloso de mi padre y sus palabras de agradecimiento por cumplir esta meta y promesa en su nombre.
Nunca pensé que agradecería a mi entrenador lo mucho que me hizo desgastarme y sufrir las tardes de los martes en el parque y esas planificaciones mensuales con 4 días de entrenamiento con sus series (y no de TV precisamente), sus tablas de fuerza en el gimnasio y las largas tiradas de los domingos por la mañana.
Un total de 72 canciones “cañeras” recopiladas que han enriquecido mi cultura musical y que sonaron durante el recorrido, sin darme tregua para el abatimiento y que me recordaron lo especiales que son cada una de las personas que me las dedicaron.
Fue una tirada larga convertida en una gran fiesta llena de sorpresas, de amigos que aparecieron y no esperaba, de los que esperaban con alegría, fieles en sus puntos kilométricos acordados y que fueron pequeñas metas que me iba marcando en el recorrido; de los que estuvieron de pie aguardando para esos breves segundos en los que pasé y me llenaron de energía e ilusión renovada para afrontar los siguientes kilómetros. Siempre arropada, querida, cuidada, no me faltó una barrita energética, un plátano, un gel, una bebida y un porteador que me la llevara, pero lo más importante, no me faltaron gritos de ánimo diciéndome “¡Campeona!”, sus manos alzadas, su presencia corriendo a mi lado, las muestras de cariño y los abrazos espontáneos.
Durante la carrera hubo momentos muy divertidos: cuando vi por primera vez, en la Puerta del Sol, el diseño de la camiseta que me hicieron en apoyo mis amigos, conversaciones sobre mis “mechas maratonianas”, el álbum de fotos por el que fui envidiada por otros corredores en la Casa de Campo.
Tal fue el poder de convocatoria que finalmente, en el revés del dorsal, tenía apuntados los puntos kilométricos donde estaban animando mis amigos y donde los corredores se incorporaban, porque era imposible recordarlo mentalmente.
El maratón tiene dos caras, la de los que estuvimos dentro y la de los que con su apoyo y presencia le dan sentido. Hoy puedo decir que soy una “finisher” y que la medalla que llevo orgullosa es compartida con todos los que vivieron conmigo la emoción de un maratón. Muchos de ellos a día de hoy se han iniciado en el mundo “runner”, y en cierto sentido me siento un poquito responsable y contenta de fomentar esta inquietud.
Lo cierto es que ¡MENUDA LIÉ! , con la que había organizado… tenía que cruzar la línea de meta. La vida no merece la pena si no se vive intensamente.
Aunque este sueño convertido en un proyecto culminó, a día de hoy estoy convencida de que seguiré cruzando muchas metas, arropada siempre por los mejores en la carrera de fondo de la vida.
Correr se convierte en un estilo de vida y en una forma de entenderla, entendida por los que sienten y comparten esta dura y bella afición. Correr no es solo una afición, se trata de esfuerzo, sacrificio, superación y por supuesto de valores. CLH como empresa EFR fomenta esos valores, entre ellos el deporte como estilo de vida. Para ello pone a disposición de los que formamos parte de esta compañía la medida de conciliación de fomento del deporte, por la cual me subvencionó totalmente la inscripción de este maratón tan especial.
Además de esta medida de conciliación de la vida laboral con la vida personal y familiar, utilizo o he utilizado otras medidas que CLH pone a mi disposición como empleada, por ejemplo: la subvención por vacaciones, el plan de pensiones, acceso a seguro médico en condiciones ventajosas, horario flexible en la entrada y la salida, jornada continuada en verano, etc.
Me siento muy afortunada porque mi gran afición va de la mano de los valores de mi compañía.
Marisa Román Pérez. CLH