“BUSCANDO en el  pasado, CONOCÍ un presente de cómo AYUDAR en el futuro”

Así es. Buscando en el pasado aprendí cómo ayudar. Creo que nada es fruto de la casualidad, que las distintas cosas que pasan y que nos pasan tienen un porqué. Buscar el lado humano, bonito y gratificante de cada una de las cosas que nos pasan en la vida, no solo sirve para ayudar a los demás, al revés, te das cuenta de cómo te pueden ayudar a ti mismo y cómo al final te dan «lecciones de vida”.

A principios de los 90 era un estudiante de Magisterio. Hoy, mirando hacia atrás, me doy cuenta de que no solo había convivido en el núcleo familiar, sino que el colegio, con sus profesores y sus alumnos, los primeros amigos, de una manera u otra habían formado parte también de grandes momentos de risas, convivencia, felicidad, camaradería y, por qué no decirlo, algún “disgustillo” que otro sin importancia, pero eran nuestros.

Fue por lo que en 2011 decidí junto con otros dos compañeros, a través de las redes sociales, volver a juntar a ese grupo de unos 120 alumnos de cuatro clases de la generación del 71 del Pérez Galdós, “el PG 71” lo llamamos. El reencuentro, que nos llenó de ilusión, nos deparó un sin fin de sorpresas y relanzó esa alegría infantil que en su día quedó en un letargo que sin querer despertamos. A día de hoy nos seguimos juntando como aquel año.

En una de estas reuniones me reencontré con mi compañera Lourdes, después de casi 20 años sin vernos. Trabajaba en la Fundación Bobath, organización dedicada a la educación y tratamiento de niños con parálisis cerebral, como maestra, educando y formándoles.

Movido por mi interés por trabajar en la educación y entender mejor este mundo, comenzamos a compartir experiencias sobre su día a día; largas charlas sobre su trabajo, con momentos tan cambiantes, tan emotivos por todos y cada uno de los casos que comentábamos. Por ello, comencé a colaborar con ellos en algunos momentos, llegando a conocer cómo trabajan. El primer día que llegué a Bobath todo era especial, volver a la educación, a sentir lo que era un centro educativo.

Mientras que Lourdes se dedicaba a la educación, yo trabajaba y trabajo como Superintendente del Aeropuerto de Cuatro Vientos en CLH Aviación desde 1997, habiendo pasado por distintas instalaciones y ocupado diferentes puestos. El Grupo CLH creó un programa de voluntariado por el cual se ayuda a las distintas asociaciones sin ánimo de lucro en las que colaboramos los empleados, “VOLUNTARIAMENTE: Si lo tienes en mente, con voluntad puedes hacerlo realidad”. A través de este programa de acción social, el Grupo CLH ha colaborado con la Fundación en la adquisición de material tecnológico para cubrir las necesidades formativas y de aprendizaje de las personas con parálisis cerebral que reciben tratamiento en ella. Se trata de dos pantallas táctiles de última generación y de un ratón ocular que sirve para controlar el ordenador con el movimiento de los ojos, además de unos ordenadores.

Luisa Funez, Presidenta y Fundadora de la Fundación Bobath España, tenía un SUEÑO: «Crear una residencia donde tod@s los niñ@s con parálisis cerebral puedan VIVIR”. Aunque parezca sencillo, es un sueño de años, construido con mucho trabajo, dedicación y esfuerzo. No hace muchos días desde la fundación me mandaron un vídeo sobre la incertidumbre de las familias hacia el futuro de sus hij@s. Niñ@s que día a día disfrutan aprendiendo, jugando, compartiendo, sintiendo… Viven con ilusión, una ilusión compartida, que aleccionan, dándote otro prisma de cómo vivir… Vivir felices, siempre con una sonrisa, sin límites para conseguir sus objetivos.

Estos niños, con sus ganas de vivir, son una continua lección de vida, por eso siempre estaré muy agradecido a la familia del centro de la forma de transmitir esta ilusión. He compartido con ellos algún momento, como fue «La Fiesta de la Primavera». Ese día, nos acercamos la familia al completo, con mis hijos, absorbiendo como todos los niños el lenguaje y la comunicación no verbal, dándose cuenta de la importancia de una forma de ver el mundo y la vida menos material y mucho más emocional, menos triste y más alegre. Por esto y muchas otras cosas pienso que en el voluntariado la ayuda es recíproca, que cuando das sin esperar nada a cambio, la vida te regala momentos e instantes fascinantes.

En la Fundación Bobath, ayudo en distintas tareas con el fin de captar fondos o conseguir recursos para el desarrollo de su actividad. Siempre que puedo intento participar en las actividades que organizan. Es una aportación modesta pero me siento muy orgulloso porque supone un pequeño empujón para conseguir los objetivos de la Fundación.

Me gusta pensar que mi ayuda sirve para mejorar la sociedad. Quisiera contribuir más activamente, pero las necesidades de estas personas exigen una formación que yo no tengo. La Fundación cuenta con unos profesionales increíbles que están consiguiendo cosas asombrosas, y eso me llena de optimismo para seguir trabajando con ellos.

Por todo ello, porque el Grupo CLH se interesó por conocer y ayudar a Bobath, y por muchas otras cosas, CLH puede sentirse orgullosa de pertenecer a #miempresaconcilia.

Roberto Romillo Fernández.

CLH Aviación S.A.

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