Soy Elvira Díez, tengo 45 años y llevo 21 años trabajando en INFORMA.
Mis primeros 10 años en la empresa fueron muy fáciles, vivía con mis padres, tenía libertad para entrar y salir, viajaba por trabajo…y estaba muy cómoda con los horarios de la empresa porque tenía nulas obligaciones familiares, y podía cumplir más que de sobra con los horarios comerciales.
Sí que veía a compañeras con hijos (no los compañeros…) que se iban pitando a la hora, y me comentaban sus problemáticas para conciliar la vida laboral y familiar pero me pillaba muy lejos… Realmente mi “conciliación” empezó en el momento en que nació mi hija Sol, y empecé a darme cuenta que había que tener siempre comida en la nevera, ya no valía improvisar o salir a tomar algo como hasta ese momento, tenía que agendar las visitas al pediatra, tener siempre provisión de pañales… Tenía que empezar una planificación práctica de mi casa que hasta ese momento no existía.
Mi agenda de trabajo, que al ser comercial llevaba al día, se empezó a ver completada con actividades extras. Decidí pedirme la jornada reducida, y la verdad es que no me pusieron ninguna pega en Informa, aunque eso no tiene mérito porque es lo que marca la ley. Sí tiene más mérito por parte de mis jefes no poner reuniones internas por las tardes e intentar adaptar los horarios del equipo, a mi nuevo horario, y ahí tampoco tuve ni medio problema.
Parto de la base de que la empresa no es una ONG, y que la flexibilidad tiene que ser por los dos lados y yo, al ser comercial, también tenía que “educar” a mis clientes a mis nuevas restricciones y eso es más complicado. Muchas veces me tocó “conciliar con mi madre” y soltarle a la niña porque tenía visita a cliente. Queda mucha educación a la sociedad en general en temas de conciliación en España.
Un año y medio después nació mi segundo hijo, y veía que la planificación ya la tenía más controlada que con la primera, así que volví a mi horario habitual. Los horarios habituales para comercial en Informa son bastante racionales, de 8.30 a 14 y de 15.30 a 18.30. Lo que hice fue solicitar a mi jefe el poder entrar más temprano y reducir la hora de comida para salir más pronto y así poder ir a buscar a los niños al colegio. No tuve problemas y, aunque podía haber seguido con la jornada reducida, de hecho algunas compañeras siguen manteniéndola, por decisión propia, pensé que era lo mejor, y no me arrepiento casi nunca…aunque voy arreada y me queda un poco de sentimiento de culpabilidad.
Informa además ofrecía como beneficio social los tickets guardería que utilicé rápidamente, y además también ofrece la posibilidad de bolsa de horas (8 al año) para asuntos personales.
Para las consultas de pediatría pedía citas partir de las 19.30, y llevaba a los niños en pijama y así me podía acompañar mi marido que salía a esa hora (la conciliación de los padres es todavía más asignatura pendiente que la de las madres). La consulta estaba llena de mamás y papás trabajadores. Aunque también sé que hay posibilidad de justificar consultas en horas de trabajo, sigo insistiendo en que la conciliación tiene que ser por los dos lados y no pensar que siempre es la empresa la que tiene que ceder, si se puede, hay que buscar fórmulas rentables para los dos.
Con la bolsa de 8 horas que tengo en Informa puedo ir a las reuniones con los profesores de mis hijos (siempre muy “conciliadoras”…), a las funciones y a extras que van surgiendo a lo largo del año.
Quizás habría que darle una vuelta al teletrabajo para casos en que los niños se pongan malos porque no es fácil organizarse a última hora… En fin, la realidad es que hay muuuuucho camino por recorrer en la conciliación, sobre todo porque se puede ser buena trabajadora y buena madre, y aunque el papel lo aguanta todo, la realidad es que tienes que estar permanentemente demostrando de lo que eres capaz, y no dejarte vencer por las presiones externas de un lado y de otro.
No sé si si no hubiese tenido hijos me habría ido mejor laboralmente, desde luego personalmente no, y creo que las madres podemos aportar a las empresas la flexibilidad y la adaptación al cambio que muchas veces les falta.
Elvira Díez. Informa D&B