¿Conciliación? Sí, es posible y es una realidad. Yo doy fe, ya que llevo disfrutando de ello cinco años y medio, los mismos que tiene mi hija Julia.
Afortunadamente, mi empresa está muy concienciada de la importancia de combinar la vida empresarial y familiar, sin primar una parte en detrimento de la otra. El equilibrio entre ambas facetas de nuestra vida es bueno para ambas partes: cuando estás en la oficina, estás cien por cien dedicada al trabajo; y cuando estás en casa con tus hijos, estás también cien por cien con ellos.
Pero empecemos por el principio. Tengo un puesto de responsabilidad en Reale, y dos hijos, Julia, de cinco años y medio, y Diego, de dos.
Cuando tuve a mi hija mayor me ofrecieron la posibilidad de beneficiarme de las medidas de conciliación de Reale. He de reconocer que tengo mucha suerte, ya que mi empresa da unas facilidades que otras no hacen. Mi jornada es de siete horas, pero de forma continuada: entro a las 8 de la mañana y salgo a las 3 de la tarde. Así puedo disfrutar, y a veces he de reconocer que aguantar, a mis hijos toda la tarde. Y lo hago sin ningún tipo de reducción en el salario.
Reale ofrece este beneficio social durante los primeros cinco años de vida de tus hijos, unos años fundamentales en los que los niños necesitan estar con sus padres. Son los años en que se forma su carácter y es fundamental que estés ahí para guiarles.
Poder estar con ellos todas las tardes me permite participar muy activamente en su educación y no tener la sensación de que me estoy perdiendo ningún momento importante en sus vidas. Les recojo del colegio y la guardería, hablo con sus profesores, puedo acudir a las funciones que con tanta ilusión prepararan durante meses… Participo realmente en sus vidas.
Suele ser habitual que las mujeres piensen que tener un hijo puede significar renunciar a su carrera profesional y que van a ser penalizadas simplemente por el hecho de ser madres. En Reale no es así. Puedo asegurar que no he sufrido ninguna represalia por acogerme a esta medida; sigo teniendo el mismo puesto de responsabilidad que antes de tener a mi primer hijo. Y sigo desempeñándolo con igual o más ilusión que antes de ser madre. Y es que una cosa no significa renunciar a la otra.
La ley dice que los padres -padre o madre indistintamente- tienen derecho a acogerse a una jornada reducida hasta que el niño cumpla doce años; pero eso va ligado a una reducción del salario. El trabajador puede reducirse una hora o más, pero tiene que valorar si eso le compensa económicamente.
Nosotros, en Reale, no nos encontramos con esa disyuntiva; la empresa es familiarmente responsable y considera que tener un hijo no es un pecado, sino una alegría. Y es consciente de que los primeros años de vida de los niños, éstos necesitan a sus padres. Y esta necesidad no tiene por qué materializarse en una merma del salario.
Sinceramente, creo que si el trabajador está feliz, pudiendo conciliar su vida personal con la empresarial, la empresa también está feliz. Es más. Es como todo en la vida: si eres flexible, obtienes flexibilidad. Normalmente salgo a las 15 horas, pero si algún día puntual tengo que quedarme por la tarde para sacar trabajo, lo hago encantada. –No sin antes tener que hacer un encaje de bolillos para organizar la recogida de los niños, una del cole y otro de la guardería, es cierto-. Pero encantada.
La conciliación sí es posible, pero tienen que querer las dos partes. Yo he tenido la suerte de que mi empresa sea de las que sí quiere.
Susana García García . Reale Seguros